La conductora, actriz y cantante italiana Raffaella Carrá, diva y figura entrañable de la televisión y responsable de éxitos musicales como “Fiesta”, «Hay que venir al sur» y “Caliente, caliente”, falleció este lunes a los 78 años dejando una huella imborrable en el espectáculo europeo y latinoamericano.
Raffaella Maria Roberta Pelloni -su verdadero nombre- nació en la ciudad de Boloña 1943, fue la máxima estrella de la TV italiana, quien trascendió las fronteras de su país, marcando una época a partir de su talento y de su personalidad desprejuiciada, libre y fuera de serie, con la que cautivó a millones de fieles admiradores.
La cinta, realizada íntegramente en la Ciudad de Buenos, muestra a Martínez como un heredero millonario que se enamora de Bárbara (Carrá), una cantante italiana que visita el país.
Durante ese año, también, la cantante realizó una serie de especiales llamados «Millemilioni», con el cual intentaba unir las ciudades de Moscú, Londres, Ciudad de México, Roma y Buenos Aires, por medio de supuestos ciudadanos comunes, quienes, en medio de sus quehaceres, cantaban algunos hits de la diva.
Pero ese suceso no burló el duro clima impuesto por la dictadura cívico-militar que la obligó a modificar el texto de otro éxito de su cuño como «Hay que venir el sur».
«Para explicar la censura que vivíamos en Argentina durante el Proceso siempre uso el mismo ejemplo: en España la canción decía ‘Para hacer bien el amor hay que venir al sur’ y en Argentina ‘Para enamorarse bien hay que venir al sur'», señaló a modo de ejemplo el productor cinematográfico Axel Kuschevatzky en su cuenta de Twitter.
Su trayectoria
En los años de su apogeo internacional -durante las décadas de 1970 y 1980- se repartía entre la pantalla chica y el estudio de grabación (registrando 25 discos de estudio y vendiendo más de 60 millones de unidades).
Empezó su carrera profesional a la edad de nueve años, tras ser elegida para un pequeño papel en la película “Tormento del pasado”, que marcó su debut en la pantalla grande. Trabajó en Hollywood en la década de 1960, pero retomó pronto su carrera en Europa, tanto en el cine como en la televisión.
A los 18 años debutó en la TV en el programa “Tempo di danza” en 1961, luego se desempeñó en algunos espectáculos y en la comedia musical “Scaramouche” (1965).
Luego, en 1970, comenzó a presentar el programa “Canzonissima” en la RAI, donde se hizo famosa a raíz del escándalo que causaron sus apariciones mostrando el ombligo en la televisión pública, lo que le valió una reprimenda del Vaticano.
En TV, la artista se caracterizó por su don para hacer éxitos como “Pronto, Raffaella” en 1984, “Domenica” en 1986 o “Fantastico 12”, ciclos que en su mayoría realizó para la cadena italiana RAI y la española TVE, pero además protagonizó especiales en Argentina, Chile, México y Perú.
Gracias a su aura y al protagonismo que daba a sus bailarines varones en los números musicales que encabezaba y al impacto de la canción “Luca” (sobre el amor que sentía por dicho muchacho homosexual), Raffaella devino en referencia para la comunidad LGTBIQ+ por su desprejuicio, su libertad y su defensa de los derechos civiles.
“En mi tumba dejaré escrito: ‘¿Por qué he gustado tanto a los homosexuales?’”, respondió al respecto, risueña, en una entrevista con Il Corriere della Sera en 2018.
Ese mismo impulso la llevó a no ocultar sus convicciones políticas y por ello en 1977 no tuvo reparos en decirle a la prensa española: “Yo siempre voto comunista”.
Y ya en los ’90 con el mundo aún sacudido por la caída del Muro de Berlín que en su derrumbe arrastró lo que quedaba de la experiencia de los países comunista, expresó: “En un conflicto entre trabajadores y empresarios, yo siempre estaré del lado de los trabajadores”.
Las noticias de su muerte
Sergio Iapino, exsocio de la popular artista, dijo a la agencia Ansa que «Raffaella nos ha dejado. Se fue a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre»
Carrá falleció debido a una enfermedad que según Iapino «desde hace algún tiempo había atacado eso cuerpo suyo tan diminuto pero tan lleno de energía desbordante».
«Su fuerza imparable, que la impuso en la cima del sistema estelar mundial, una voluntad de hierro que nunca la abandonó hasta el final, asegurándose de que nada de su profundo sufrimiento se filtrara. El enésimo gesto de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara su brillante recuerdo», describió quien la acompañó en parte de este trayecto estelar.
Allí también apuntó que “no tuvo hijos pero sí -decía siempre- tenía miles de ellos, como los 150.000 propuestos para adoptar gracias a ‘Amor’, el programa (de 2006) que más se quedó en su corazón”.
Raffaella vivió la pandemia con angustia y hastío. En su última entrevista, realizada en diciembre último con el Corriere della Sera dijo que “tenía miedo”. Mucho miedo. No salgo y este 2020 se ha convertido en un año sabático. El 31 de diciembre habrá que romperlo todo”.
En ese mismo reportaje señaló que su extendida fama se debió a que «las mujeres italianas me tienen una gran simpatía porque no soy una devoradora de hombres: puedes tener atractivo sexual junto con dulzura e ironía, no tienes que ser Rita Hayworth».